Inapetencia, náuseas y vómitos en oncología

La inapetencia, náuseas y vómitos aparecen como consecuencia de trastornos en la inmersión inconsciente de la organización del yo y de la organización sensoria (cuerpo astral) en la organización metabólica. En esta situación se genera un “despertar” patológico en ese ámbito, con percepciones desagradables y de sobrecarga en el organismo, como por ejemplo las náuseas permanentes. Éste es el caso frecuente en el transcurso de una enfermedad oncológica o como efectos indeseables de un tratamiento con rayos y/o quimioterapia (1, 2).

Este “anclaje” insuficiente de la organización del yo y del cuerpo astral en el metabolismo – y como consecuencia en todo el cuerpo – puede tener causas diversas y puede diferenciarse en distintos grados. Los síntomas van desde una ligera inapetencia a vómitos incoercibles.
En las náuseas pronunciadas debidas a una percepción interior patológica se puede llegar a la pérdida de una relación adecuada del entorno, hasta incluso perder la percepción del espacio. Esto se puede comparar con la cinetosis o mal de mar, sin ser causado por el movimiento de las olas, sino internamente. El fortalecimiento de la percepción espacial puede ser producido por una activación comprensiva de los órganos sensoriales hasta reestablecer la relación espacial faltante y con ello mitigar las náuseas. Aquí se aplican procedimientos terapéuticos no medicamentosos como la terapia con euritmia, modelado, terapia de pintura u otras.

El paciente siente primeramente falta de apetito y aversión a las comidas (inapetencia), que puede potenciarse en las náuseas. Lo interior "despierta" hacia afuera y puede llevar en casos extremos a una inversión del peristaltismo con vómitos.

Las causas mecánicas tienen que ser reconocidas y dado el caso, eliminadas.

La estenosis pilórica, de la salida del estómago o la situación de un (sub)íleo por obstrucción tumoral o por una constipación pronunciada como causa física siempre tienen que ser excluidas y en caso de existir, ser tratadas en correspondencia.

Fortificar la organización vital (cuerpo etérico) debilitada.

Una digestión que funciona con la cualidad de la transformación de la sustancia alimenticia presupone una organización vital fuerte, que es, a su vez, base del "apetito interior". Así una caquexia tumoral como manifestación de un cuerpo etérico debilitado resulta casi siempre en inapetencia y náusea latente.

El hígado como órgano central de percepción y síntesis del metabolismo se halla íntimamente ligado a todos los procesos vitales del organismo. Si su actividad está debilitada por extensas metástasis, la inapetencia y las náuseas son la consecuencia.

Hipersensibilidad sensorial, dolores, miedos: estabilizar la organización sensible y llevarla de nuevo al metabolismo

Como ya fuera descrito, todos los fenómenos fisiológicos de percepción, secreción y de peristaltismo en el conducto digestivo se hallan ligados a la actividad inconsciente, corporal, del cuerpo astral. En la vida anímica consciente el cuerpo astral forma la base para los sentimientos y las emociones. Ambos están estrechamente relacionados, como lo muestra, por ejemplo, la relación entre una úlcera gástrica y el stress. Así la sensación de náusea, junto a causas corporales, como en un tratamiento con opiáceos, puede ser influida por el tipo de percepción de la enfermedad.

Sensación de olfato y gusto alteradas: si el cuerpo astral se retira de la actividad fisiológica en el sistema digestivo y se orienta percibiendo hacia afuera, esto se puede derivar en una hipersensibilidad del olfato – ya el sólo olor de las comidas puede causar náuseas. Por otro lado en el 20 – 50% de los pacientes en tratamiento existe una reducción del sentido del gusto, a veces una falta total, lo que tiene como consecuencia la falta de apetito.

Dolores: Los dolores pueden disminuir el apetito. También aquí "despierta" el cuerpo astral de modo patológico de su actividad orgánica hacia la consciencia. Por el gesto contraído y retentivo actúa en forma catabólica sobre la organización etérica, que de por sí generalmente ya se halla debilitada. Un tratamiento frecuentemente indicado en esta situación con opiáceos puede disolver esta intervención demasiado pronunciada, pero evita la actividad fisiológica del cuerpo astral en el conducto digestivo: al comienzo de una terapia con opiáceos se manifiestan fuertes náuseas, que pueden aliviarse con vómitos súbitos y mejorar. Se puede tratar esas náuseas con jugo de limón – el ácido contrae el cuerpo astral y lo lleva hacia adentro de la organización digestiva. En el transcurso del tratamiento aparece casi siempre una persistente tendencia a la constipación, condicionada por el retardo del pasaje intestinal así como una disminución de la secreción intestinal, biliar y pancreática. También esto puede tener como consecuencia inapetencia y náuseas.

Quimioterapia: muchas quimioterapias causan náuseas, a veces inmediatamente o también en forma retardada, de hasta de una semana de duración (por ej. con cisplatino). La carga anímica relacionada con la quimioterapia puede manifestarse con náuseas anticipadas.

Miedos, cargas anímicas: por la plenitud aplastante de las nuevas impresiones, informaciones y cambios del modo de vida, causadas por el diagnóstico en el curso de una enfermedad tumoral pueden manifestarse náuseas y vómitos. También miedos, hasta el temor a la muerte, trastornan la actividad del cuerpo astral en el interior, pudiendo inducir o intensificar las náuseas

Procesos de calentamiento y perspectivas de vida – el significado de la organización del yo

La organización del yo participa en la desintegración total de lo ajeno de la alimentación (enzimas pancreáticas) y la construcción de substancia corporal individual. Está unida a todos los procesos de calor durante la digestión y su actividad es invocada por sustancias que dan calor al ser administradas al interior del cuerpo y como aplicación externa (compresas de jengibre, por ej.).

La organización del yo participa en la consciencia humana, al relacionarse profundamente con la voluntad de vida y las metas individuales. El "apetito a la vida" puede hallarse fuertemente disminuido en una situación vital amenazante y actuar hasta sobre el apetito físico. Aquí el acompañamiento psicooncológico con elaboración de una nueva perspectiva de vida es de importancia decisiva.

Una paciente de 62 años sufre de un sarcoma inoperable, pero se halla aún en un muy buen estado general. Los cirujanos le han comunicado que no pueden hacer nada por ella, que una quimioterapia no es posible. Por sufrir dolores la paciente, aún en buen estado de salud es trasladada a una sección paliativa donde se le recetan opiáceos, neurolépticos y corticoides, enviándola luego de vuelta a su hogar. La paciente se siente sedada y limitada en general, además sufre de fuertes y persistentes náuseas. Vuelve a ser internada en otra sección paliativa para cambiar la administración de los medicamentos a la forma oral, lo que resulta positivo, sólo las náuseas persisten. Como no se encuentra una causa orgánica para las náuseas, en la que ni siquiera los antieméticos ayudan, la paciente está desesperada, el equipo de la clínica está bajo stress y no saben qué hacer con ella. En una conversación posterior a la visita médica se da como tema el pronóstico y la perspectiva general de la paciente. Desde el punto de vista médico la enfermedad es incurable, pero el estado general es aún bueno y el tumor está estable en el último tiempo. En vez de esperar la muerte en casa, se le recomienda hacer planes en su vida, encontrarse con amistades y viajar, realizar todo lo que le parece importante – la fase final aún no ha llegado y le queda un tiempo largo de vida. La paciente está tan aliviada que ya esa misma tarde se encuentra con amigas en la cafetería para comer torta. Puede volver a su casa y ahora sin náuseas.

1. Debus M. Medikamentöse Begleitbehandlung bei onkologischen Erkrankungen. Der Merkurstab 2009;62(4):320-325.
2. Girke M. Innere Medizin. Grundlagen und therapeutische Konzepte der Anthroposophischen Medizin. 2. Aufl. Berlin: Salumed Verlag; 2012.