Terapia musical con niños pequeños

Monica Bissegger

Última actualización: 19.11.2021

La terapia musical con niños entre 0 y 3 años es posible tanto en forma ambulatoria como estando hospitalizado. En el marco de una internación hospitalaria la musicoterapia está contenida en un concepto de tratamiento total. Éste abarca la terapia medicamentosa recetada por el médico, el diálogo con él, las medidas de cuidado de enfermería, las aplicaciones externas, los consejos para el cuidado, la terapia individual de pedagogía curativa, el masaje rítmico, la euritmia terapéutica, la musicoterapia y la terapia con luz de colores. A partir de este ofrecimiento de terapias se elabora el concepto individual de tratamiento para un determinado niño.

Los niños están al cuidado de sus madres (padres) en el servicio hospitalario especializado (padres-niño). Muchas madres sufren de agotamiento intenso. A veces es necesario un tratamiento psicosomático simultáneo.

Indicaciones para la musicoterapia en niños pequeños

  • Reconvalescencia después de un parto prematuro
  • Neurodermitis
  • Trastornos del espectro del autismo
  • Desarrollo tardío del lenguaje  
  • Trastornos en la regulación de la temperatura, en "niños que lloran", trastornos del sueño, dificultades en el comer y ser alimentados, apoyo para adquirir la calma y de fortalecimiento de las interacciones

Los niños evidencian frecuentemente estados de gran inquietud. Muchos tienen una necesidad aumentada de moverse. La tensión corporal puede estar aumentada o disminuída y con ello estar fuera de equilibrio. Muchos niños muestran estar demasiado abiertos a estímulos. La percepción del mundo exterior puede hallarse exacerbada y en otros campos sensoriales subdesarrollada. Los niños tienen muchas dificultades para conciliar la calma interior.

La musicoterapia

La musicoterapia con niños de 0 a 3 años es una terapia de protección y de creación de espacios. Sentimientos de seguridad y amparo forman el punto de partida para un desarrollo posterior. A veces estos sentimientos no están desarrollados suficientemente, por vivencias durante la gestación, el parto o del primer tiempo de desarrollo luego del nacimiento. A partir de los sentimientos de seguridad y amparo puede comenzar la acción propia, con calma, del niño pequeño, el descubrirse a sí mismo y al mundo.

Los sonidos en la musicoterapia son de importancia decisiva. Pueden fortalecer la sensaci+ón de seguridad y amparo en forma directa. Pueden formar un estado de calma y de confianza. Pueden también formar un espacio sonoro. Los niños forman con esos sonidos una comunicación directa. Se asombran, se calman y comienzan a explorar esos sonidos y a descubrirlos.

Es de gran importancia para el niño cómo son efectuados esos sonidos. Los sonidos comienzan, cuando el niño está dispuesto a escuchar y tiene la posibilidad de aprehenderlos y elaborarlos. Con mucho cuidado se comienza a hacer sonar un instrumento, de modo tal, que no sean tan directos y el niño no esté preparado. Los instrumentos tocan unísonos, una sola voz, en forma leve y suave, con poca dinámica y resonancia. Cada impresión sonora necesita un cierto tiempo de elaboración, y tiene que ser percibido con exactitud. Cada sonido permanece puro, no se mezcla con otros.

La postura de la musicoterapeuta es mas bien pasiva, con la meta de dar al niño un espacio propiio potegido, en el que él mismo puede ser activo. El niño pequeño necesita indispensablemente la atención indivisa, permanente, y la dedicación. Ésto le confiere la sensación de seguridad y protección y le permite comenzar a actuar por sí mismo. El niño es apoyado en el estado de comenzar a adquirir consciencia y así puede, en forma libre, crear por sí mismo. La postura de la terapeuta es la de dar un contacto continuado, seguro al niño pequeño. Se trata de retener las expectaciones, las propias esperanzas, los miedos propios, la euforia y el entusiasmo. En su lugar se posicionan la calma interior, la alegría silenciosa, la confianza. Con niños mayores y con adultos la postura de la musicoterapeuta es más activa. Por un lado sostiene y apoya, por el otro equilibra, impulsa, dialoga, pregunta y refleja, entre otros. El niño pequeño necesita en primer lugar un marco interior y también exterior, para evolucionar a partir de él mismo.

La terapia pone acento en la repetición. El niño pequeño se siente seguro si sabe lo que va a acontecer. A partir de la seguridad y la confianza puede llegar a obrar por sí sólo, de la forma que le corresponde. La repetición también se evidencia en la forma del espacio terapéutico. La situación de la terapia permanece estable. Siempre está preparado el mismo instrumento musical. La repetición se muestra en el transcurso de la terapia, que siempre es igual en la secuencia de los instrumentos musicales y los motivos, melodías o canciones. En variaciones ligeras se reacciona a la situación del momento del niño dentro del marco que se fue formando. Se canta o toca un instrumento en forma más suave, más lenta o más rápida. Un instrumento puede ser usado cortamente, con otro instrumento se puede permanecer más tiempo. Este adaptarse sucede en cada momento y necesita una percepción exacta, cuidadosa del niño. Las manifestaciones vocales y de tono del niño son registradas atentamente e involucradas en el proceso.  

Transcurso de la terapia

Las madres – a veces también los padres – se hallan presentes durante la musicotarapia. Los niños pequeños están en el regazo de la madre, los más grandes sobre una manta en el suelo, los aún más grandes sentados en una silla pequeña con una mesita delante (formar el centro de la terapia dentro del ambiente grande).

La musicoterapia tiene lugar en el marco de la internación 5 x semana en el mismo horario, preferentemente a la mañana. En pacientes amabulatorios los niños reciben 1 x semana musicoterapia (10 a 12 sesiones).

Al comienzo de la musicoterapia la situación de partida con frecuencia es la siguiente: un niño intranquilo y una madre agotada, a veces desesperada. Antes de comenzar la terapia tiene lugar una charla corta con la madre, para brindarle apoyo. ¿Cómo fue la noche? ¿Qué ha ayudado? ¿Cómo está la madre? Comunicarse brinda alivio y calma la situación. Apenas el niño muestra estar dispuesto, recibe toda la atención. Comienza la terapia.

El arco de tensión en la terapia se afina según el niño y la condición en la que está. El niño es recibido a partir de su entorno y llevado a la concentración. Las distintas estaciones pueden ser cortas o algo más extendidas. Se abre el espacio sonoro, cuidadosamente y en forma ligera. El sonido se torna más denso, se hace más directo y fuerte. Quizás a ello se agrega el movimiento del sonido en el ambiente. El sonido se hace más amplio, más ligero, circundante. El niño sale de la conentración.

Los instrumentos musicales

Se elijen aquellos instrumentos que son mas bien pequeños, de sonido agudo y en lo posible, directo, o sea, que pueden dar un sonido directamente. Para el comienzo es apripiado el sonido liviano, suave del arpa infantil, del kantele pequeño o de la lira de las hadas.

 

               

Fig. 1: Arpa infantil © Monica Bissegger

 

           

Fig. 2: Lira de las hadas © Monica Bissegger


Las campanitas de cobre, los címbalos (platillos) y las varas sonoras dan densidad al sonido. El niño toma un solo címbalo en la mano y toca con él el címbalo de la terapeuta. Las varas sonoras se tocan con los dedos, los niños algo mayores percuten con una varilla.

 

                

Fig. 3: Campanitas de cobre © Monica Bissegger

 

                

Fig. 4: Címbalos © Monica Bissegger

 

                  

Fig. 5: Varas sonoras © Monica Bissegger


Quizás se acerca un duende o se reunen algunos animalitos debajo de un árbol (sobre la mesa). Luego siguen las "maderitas susurrantes", que son varas de madera tallada colgadas de una vara mayor. Sigue un anillo de cascabeles. Al finalizar suenan las campanas, las campanas manuales inglesas o las campanitas de cobre. Se percibe el sonido, que se amplía. 

 

                 

Fig. 6: Ranitas © Monica Bissegger

 

Fig. 7: Anillo de cascabeles © Monica Bissegger

 

Fig. 8: campanas manuales © Monica Bissegger


La voz entonada acompaña los sonidos instrumentales, en el niño pequeño como en un susurro, en niños mayores con canciones sencillas. La voz suena ligera, envolvente, con tensión elástica, fluyendo con la respiración. Con esa voz entonada el niño puede ser guiado o acompañado. El niño se siente percibido, se forma un ambiente de calma, calor y amparo. Al mismo tiempo son convocadas las manifestaciones vocales  del niño. Cuando éstas llegan, necesitan un espacio sonoro propio. Recién cuando finalizan, son recogidas y reflejadas como "escuchadas"

El lenguaje es melodioso y rítmico, cuanto menos se utiliza y es sustituído por los sonidos de la voz entonada, tanto más  el niño se calma.

Música

La música se adapta para el niño pequeño. Se ha de formar un espacio de protección por intermedio de ella. El niño pequeño está aún totalmente abierto, pero también vulnerable. Las impresiones sensoriales actúan fuertemente hasta lo orgánico. En representación para los sonidos que son apropiados para el niño pequeño se presenta aquí el así llamado arpa infantil (instrumento Choroi) (1), un pequeño instrumento de cuerda cuyo sonido y el modo de ser tocado se describirán.

El arpa infantil fue desarrollado para el niño pequeño (2). Tiene un cuerpo abierto. El sonido es periférico, suave y fino. Las siete cuerdas son afinadas en una escala pentatónica desde d' (re') hasta e'' (mi'') en quintas puras alrededor del tono central a' (la'): d'-e'-g'-a'-h'-d''-e'' (re'-mi'- sol'-la'- si'-re''-mi''). Abarca una quinta doble. Si los cinco tonos H-E-A-D-G (SI-MI-LA-RE-SOL) del círculo de quintas se alinean como quintas descendentes, partiendo del tono más agudo de todos los tonos (Si mayor con cinco sostenidos), y si se llevan los dos tonos exteriores h'' (si'') y g (sol) a una octava, se forma una sucesión descendente de e''-h'-a-g-d' (re''-si'-la-sol-re'); así son los tonos del arpa infantil.

La escala pentatónica posibilita tocar motivos y melodías en la así llamada afinación en quintas (3, 4). La afinación en quintas tiene algo flotante, liviano, suena en derredor. El oscilar de los tonos alrededor de un centro (tonalidad centrada) proporciona esas cualidades. Los intervalos alrededor del tono central a' (la') son iguales hacia arriba como hacia abajo. Así se forma un balance absoluto, un equilibrio total. La quinta doble corresponde al espacio tonal de una nona. También aquí se puede vivenciar la liviandad y el efecto del derredor. Aquí no se trata de la polaridad con tónica y octava, como en la escala diatónica, sino el círculo alrededor de un centro es importante y con ello la unidad.  

Cuánto más pequeño es el niño, tanto más sencillos serán los motivos y melodías. Se puede formar una canción, por ejemplo, con los tonos de una quinta (5). El tiempo es mas bien calmo, andante, con el niño que ya camina puede acelerarse un poco, para encontrar la alegría del movimiento. El ritmo y el compás aún no predominan. El dinamismo y la agógica se emplean mas bien con medida. Se presta atención en general a un equilibrio interior.

Ejemplo de una paciente

La pequeña D. tiene 1 año y 8 meses.Viene a la clínica por transtornos en la alimentación. Al ingresar pesa 8 Kg. Come muy irregularmente determinados alimentos y con frecuencia no come nada. La comida principal la recibe a la noche por medio de un biberón anti-reflujo, repartida en tres tiempos. D. Nació en la semana 38 + 5 por cesárea. El peso al nacer era de 2500 g. Tenía una hernia de cordón umbilical. La pared abdominal fue cerrada en su 10° día de vida. Un defecto cardíaco (defecto del septum ventricular) fue operado cuando tenía 13 meses. Como no evolucionaba bien se le instaló una sonda gástrica, que fue quitada luego del 6° mes.

D. es muy despierta, viva y abierta a contactos. Es muy delicada, camina con ciertas características. En el ambiente de la musicoterapia ella es un torbellino, toca todos los instrumentos que están a su alcance. No quiere sentarse, permanece siempre en movimiento. La terapeuta y la madre están sentadas frente a una mesita. Hay una silla preparada para D. Se hace sonar la pequeña lira de las hadas y las campanitas de cobre. Se acerca un ratito. Suena el anillo de cascabeles. Al final tocan las campanas.

Al principio se forma la impresión, que D. no parece percibir lo que la terapeuta toca y canta para ella. Se acerca por un instante, toca un instrumento y vuelve a moverse alrededor. La única tarea en común es la de ordenar la mesita y las sillas al final, lo que le gusta mucho.

En las sesiones siguientes se desarrolla en forma creciente un espacio sonoro compartido. D. se queda parada, escucha un sonido, toma contacto con la mirada y sonríe. Luego se para frente a la mesita y toma un instrumento en su mano para probarlo. Pronto ya conoce el orden de lo que sucede. Se interesa cada vez más en ordenar y colocar los instrumento en su lugar. Luego comienza a tocar cortamente cada instrumento estando parada, para luego alejarse nuevamente. Poco a poco nace la sensación de hacer algo en conjunto, y prueba estar sentada en su sillita para escuchar y colaborar.

Resultados terapéuticos: D. desarrolló paulatinamente confianza en la situación. Comenzó a sentirse cada vez mejor y a estar más calmada. La envoltura de los sonidos que se formó le dio seguridad y sostén. La "envoltura" parecía ser el punto decisivo de la terapia. El perderse-en-el-derredor pudo ser sustituído poco a poco por la relación de una situación en conjunto. A partir de una calma interior recién encontrada pudo comenzar el juego activo.

Durante la internación de dos semanas de duración D. recibió  regularmente tres comidas principales y en el transcurso dos comidas pequeñas adicionales. El plano de la comidas pudo ampliarse. A la noche recibía aún un biberón, pero luego ninguna otra alimentación. Pudo dormir toda la noche. Durante las comidas evidenciaba en parte un buen comportamiento alimenticio. La calma que reinaba en la mesa y la activación por los otros niños aumentaron el interés de D. considerablemente. Además se le aplicaron fricciones en las piernas con Solum, aplicaciones de aceite de aquilea, un paño sobre la región del corazón y baños con aceite de rosa. Junto a la musicoterapia recibió terapia individual de pedagogía curativa y euritmia terpéutica. D. pudo dejar la internación en un estado general bueno y continuar el tratamiento en forma ambulatoria. 

Bibliografía

  1. Siehe auch www.choroi.org.
  2. Laier M, Beilharz G. Kinderharfe spielen. Anregungen für Eltern und Erzieherinnen. Weilheim/Teck: Edition Zwischentöne; 2009.
  3. Steiner, R. (1989, GA 283): Das Wesen des Musikalischen und das Tonerlebnis im Menschen. 5. Aufl. Rudolf Steiner Verlag, Dornach, CH.
  4. Geipel J. Kurzzeitige Effekte live gespielter pentatonischer Musik auf physiologische und verhaltensbezogene Parameter bei Neugeborenen unter Phototherapie. Masterarbeit (Musiktherapie). SRH Hochschule Heidelberg; 2013.
  5. Ellersiek E. Wiegen- und Ruhelieder in der Quintenstimmung. Stuttgart: Verlag Freies Geistesleben; 2001.

Research news

Phase IV trial: Kalium phosphoricum comp. versus placebo in irritability and nervousness 
In a new clinical study, Kalium phosphoricum comp. (KPC) versus placebo was tested in 77 patients per group. In a post-hoc analysis of intra-individual differences after 6 weeks treatment, a significant advantageof KPC vs. placebo was shown for characteristic symptoms of nervous exhaustion and nervousness (p = 0.020, p = 0.045 resp.). In both groups six adverse events (AE) were assessed as causally related to treatment (severity mild or moderate). No AE resulted in discontinuation of treatment. KPC could therefore be a benefical treatment option for symptomatic relief of neurasthenia. The study has been published open access in Current Medical Research and Opinion:  
https://doi.org/10.1080/03007995.2023.2291169.