La naturaleza del dolor

Matthias Girke

Última actualización: 25.10.2021

El dolor se presenta en el paciente en cuatro dimensiones. En primer lugar se trata de una manifestación de dolor localizable en el espacio del cuerpo, el "dónde" del dolor y con ello el nivel somático. La segunda, la dimensión temporal, señala una cualidad del dolor como proceso. Aquí el foco ya no está en la localización espacial, sino la modulación temporal, el "cuándo". El dolor no conoce sólo una presencia espacial, sino también una temporal: el dolor reumático experimenta su valor máximo en las horas de la mañana, para ir mejorando durante el día, otros dolores conocen una presencia intermitente, en parte conformada rítmicamente como el dolor cólico. A estas cualidades del dolor se suman las modificaciones patofisiológicas acompañantes, como por ejemplo el dolor muscular espasmódico con contracturas o el dolor inflamatorio-quemante que acompaña los procesos inflamatorios. La múltiple sintomatología vegetativa que puede acompañar al dolor pertenece a los niveles procesuales del dolor. Como tercera dimensión del dolor se diferencia la cualidad de percepción, el "cómo" del dolor. Mientras que en los dos primeros niveles descriptos el dolor parece producirse como "de afuera", al examinar la zona dolorosa del cuerpo y diagnosticar los procesos de base, por ejemplo, los inflamatorios, esta dimensión anímica del dolor ingresa en el mundo interior del paciente y se manifiesta por el habla, gestos, lenguaje corporal y mímica. El paciente diferencia entre dolores agudos, desgarrantes y dolores que tiran, neuralgiformes o los representa como dolores sordos, presionantes, que acompañan con frecuencia las inflamaciones. La sensación de dolor que aparece rítmicamente completa la trimembración de la percepción del dolor. A la dimensión anímica se agrega la vivencia del dolor por el paciente, el sufrimiento. En numerosos pacientes se requiere un diagnóstico diferenciado, para saber si el sufrimiento está causado por la vivencia del dolor en si o si el sufrimiento anímico es preponderante. Una cuarta dimensión del dolor se manifiesta en el significado del dolor, el "por qué". El dolor tiene primeramente carácter de señal, señalando un proceso de enfermedad, una función errónea o también una herida de la integridad corporal. Muchos pacientes se preguntan – sobre todo en enfermedades dolorosas de larga evolución – ¿qué es lo que el dolor "les quiere decir"?, ¿cuál el significado interior del dolor? Esta cuarta dimensión contextual, esta orientada hacia el sentido del dolor.

  • Dimensión contextual, orientada al sentido: el "por qué" del dolor
  • Dimensión anímica, percepción del dolor: el "cómo" del dolor
  • Dimensión temporal-procesual: el "cuándo" del dolor
  • Dimensión espacial: el "dónde" del dolor


[Platzhalter Abb.]

Abb. „Abstrakter Kopf: Stummer Schmerz“ von Alexej Jawlensky. @ akg-images

Metas terapéuticas en la terapia del dolor

Las cuatro dimensiones de la vivencia del dolor del paciente llevan a direcciones terapéuticas diferentes.

El dolor localizado que aparece por causas somáticas con frecuencia se debe a una causa intervencional, a un procedimiento terapéutico con diagnóstico local.

La organización vital necesita un apoyo terapéutico: el dolor lleva a procesos de degradación y a un catabolismo. Por ello la terapia del dolor debe estar orientada al ser completo del paciente y necesita el apoyo de la vitalidad y con ello de la organización vital.

El tercer nivel del dolor, el anímico – y con ello su cualidad sensible – es decisivo para la elección de la medicación. No sólo la diferenciación entre síndromes neuropáticos y nociceptivos determina la cualidad sensible, sino que determina la terapia diferenciada del dolor con las posibilidades terapéuticas de la medicación de la medicina antroposófica.

La cuarta dimensión, orientada al sentido del dolor, abre cuestiones, sobre todo en el síndrome del dolor prolongado. ¿Qué mensaje transmite el dolor y qué significado tiene para la propia evolución interior? Aquí adquieren una gran importancia las terapias del diálogo, la contemplación de la biografía y de los valores de la vida y sus metas.

Aún, si en lo cotidiano la ayuda inmediata con la medicación para el paciente está en primer lugar, la atención a las otras dimensiones del dolor son de importancia esencial, ya que amplían el proceder terapéutico a la individualidad completa del paciente, integrando las dimensiones corporales, anímicas y espirituales.

La terapia del dolor en la medicina antroposófica abarca varias modalidades de tratamiento. Junto a los medicamentos para el control del dolor y su terapia se aplican otros procedimientos, como aplicaciones externas, fisioterapia, masaje rítmico según Wegman/Hauschka, etc. el paciente recibe terapias artísticas y se le ofrece una terapia de diálogo, que incluye el enfoque en el contexto biográfico.

Research news

Phase IV trial: Kalium phosphoricum comp. versus placebo in irritability and nervousness 
In a new clinical study, Kalium phosphoricum comp. (KPC) versus placebo was tested in 77 patients per group. In a post-hoc analysis of intra-individual differences after 6 weeks treatment, a significant advantageof KPC vs. placebo was shown for characteristic symptoms of nervous exhaustion and nervousness (p = 0.020, p = 0.045 resp.). In both groups six adverse events (AE) were assessed as causally related to treatment (severity mild or moderate). No AE resulted in discontinuation of treatment. KPC could therefore be a benefical treatment option for symptomatic relief of neurasthenia. The study has been published open access in Current Medical Research and Opinion:  
https://doi.org/10.1080/03007995.2023.2291169.