Programa de reducción basado en actividades (ABSR)

Trasfondosy fenómenos de reacciones bajo stress y una compensación con ejercicios

Harald Haas

Última actualización: 30.05.2022

Transcurso de reacciones traumáticas bajo stress, comorbilidades de las reacciones post-traumáticas

Observemos la sintomatología interior y exterior, subjetiva y objetiva que se produce a causa de un trauma – ya sea una situación de susto incomprensible, o que pone en peligro la vida –. Como primer signo aparece un freezing, un entumecerse y enfriarse (debido a una centralización de la circulación). Esta reacción es inconsciente (bajo angustia de muerte) y se acompaña de una disociación o confusión y una incapacidad de hacer algo. Una superación de este estado sólo es posible cuando aparece un impulso de odio o enojo, o un” impulso de huida”. Ésto condiciona sin embargo fisiológicamente una reacción circulatoria, un flujo de la sangre hacia la periferia, que exteriormente se evidencia en un enrojecimiento paralelo a una sensación de vergüenza o de pánico. La vergüenza provoca al mismo tiempo sensación de culpa; con frecuencia también la vivencia de sentirse avergonzado o ser considerado culpable, lo que conlleva a tomar la responsabilidad de sentirse “víctima del trauma”, cosa que no es justificable.

A largo plazo estos estados de reacción traumática pueden llevar a la fijación de algunos aspectos, donde por ejemplo, a través de la disociación desencadenada por factores repetidos (trigger) de una alteración disociativa o una actitud evasiva, que trata de eludir constantemente el terror a la muerte y así se genera una agorafobia. El desarrollo de vergüenza y culpa se puede manifestar como una alteración depresiva, o que por tratar de evitar aquellos pensamientos se produzcan pensamientos o actos forzosos. La reacción de odio o enojo puede producir una alteración disociativa, generalmente con una tendencia a generar conductas violentas.

Resumiendo los aspectos nombrados pueden expresarse de la siguiente manera:

  1. Susto – freezing – disociación (angustia de muerte) – inconsciencia
  2. Odio – enojo (reacción)
  3. Vergüenza – pánico – culpa (tomar la responsabilidad)
  4. Enfermedades – consecuencias a largo plazo – alteración post-traumática con:
    Alteraciones disociativas. Agorafobia
    Inclinación a la violencia
    Miedo – depresión a través de pensamientos y/o actos forzosos

Es extraño observar que los pacientes no se dan cuenta de la disociación, sino que reaccionan inmediatamente con pánico a una situación desencadenante (trigger). Esto es comprensible porque la situación de stress, que causa la inconsciencia relacionada a la disociación, es desagradable, ya que sólo se puede reaccionar a esta situación con pánico, para liberarse de algo inadecuado (1).

Otras indicaciones para lograr la diferenciación de los miedos y de la sintomatología post-traumática, según las ciencias espirituales, se encuentran en la siguiente bibliografia (2 ).

Historia del diagnóstico del trauma  

El neurólogo Jean-Martin Charcot (1825-1893) fue el primero en ocuparse de recuerdos traumáticos y es considerado como el “padre de la neurología”, quien trató padecimientos del alma según el concepto de “síntomas histéricos” – como parálisis, tics, desmayos, abruptos emocionales – en la Clinic Salpetriere en Paris. Su discípulo Pierre Janet (1859-1947) escribió en 1889 el ensayo “L’automatisme psichologique”, en el que se describe por primera vez el cuadro clínico de la actual alteración post-traumática (3). El médico y psiquiatra Sigmund Freud (1856-1939), que en su primera publicación junto a su colega médico Josef Breuer (1842-1925) en Viena aún se refería a la hipótesis traumática de la enfermedad psíquica (4), vio más adelante conflictos internos como causa, negando el hecho exterior, el trauma. Rudolf Steiner (1861-1925) vivenció muy de cerca el desarrollo del psicoanálisis ya que era tutor de la familia Specht en Viena, de la cual Josef Breuer era médico de cabecera.

Según Gregor Hasler se encontraron un 0,5% de alteraciones postraumáticas en soldados de la 1ª. guerra mundial y en la 2ª. guerra mundial se encontraron las mismas, pero con una incidencia del 2 % (5). Las “heridas de guerra” fueron definidas como “neurosis histéricas”.

Según mis propias observaciones encuentro dudosos los datos sobre la segunda guerra mundial, ya que estas enfermedades post traumáticas, muy difundidas, con el diagnóstico de “distonía vegetativa” (alteraciones difusas, sin bases orgánicas), a largo plazo se observaron no sólo en los soldados, sino en toda la población alemana. Ésto se menciona también en el libro “Kriegskinder und Kriegsenkel” (Hijos y nietos de la guerra) de Luise Reddemann (6). Este “sufrimiento epidémico y colectivo” llevó en Alemania a ofrecer una elaboración a través de “instituciones de rehabilitación” con muchas clínicas en todo el país y con el tratamiento pagado por el seguro de salud, mientras que en Suiza, por ejemplo, estas “curas” nunca existieron de esta forma. En los últimos años la definición de “distonía vegetativa” fue abandonada en Alemania. Hasler expone también que para los veteranos traumatizados de las guerras de Corea y Vietnam se requería de un diagnóstico hecho en los hospitales militares de los Estados Unidos para poder tramitar su eventual renta, al guiarse estos por el sistema europeo de diagnóstico (ICD) en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM). Por ese motivo en los Estados Unidos se definió el diagnóstico como “Postraumatic Stress Disorder” (PTSD), para los soldados enfermos. Más adelante este diagnóstico se aplicó ante todo a las víctimas de abuso sexual y experiencias afines. 

El problema en este concepto de trauma basado según estudios empíricos es, según Hasler, que 80% de los seres humanoa vivencian experiencias traumáticas, pero sólo entre 20 y 60% sufren de alteraciones traumáticas a posteriori. Por este motivo las causas reconocidas como causantes de una “alteración post-traumática” en el ICD-9 y 10 se definieron limitadas a vivencias que ponen en peligro la vida, mientras que en la versión actual del DSM IV a DSM V se amplía el diagnóstico incorporando a niños hasta el 6to. año de vida. La investigación posterior mostró, según Hasler, que por ej. en el personal militar americano el índice de suicidio en los que participaron en una guerra no es mayor que en los empleados que no participaron en guerras. En la guerra de Irak un 31 % de los soldados americanos enfermó de PTSD, pero sólo un 2 % de los soldados británicos, lo que hace presuponer o cuestionar otras causas. Algunos soldados criticaron que en los exámenes médicos sólo se tuvo en cuenta la situación de guerra, pero no las dificultades complejas adicionales en lo social.

En comparación a ello en los afectados de la catástrofe de Fukushima, se detectaron alteraciones típicas en el cerebro sólo al comienzo, y estas luego desaparecieron. La dificultad está en el concepto de la PTSD, que sólo considera vivencias individuales y separadas, sin considerar relaciones y causas psicosociales, tampoco tiene en cuenta cuestiones de resiliencia, que podrían evitar una enfermedad.  

Recién después de las experiencias relacionadas a lo militar y a las guerras en los años 1990 - quedó en evidencia que tambien la violencia sexual forma parte del riesgo de una alteración compleja post-traumática.

Como alternativa al “clásico PTSD” existe en el DSM-V el diagnóstico: Disorder of extreme stress not otherwise specified (DESNOS), que admite los cuadros complejos con comorbilidad y relaciones de causas, que se comprobaron luego de exámenes médicos en 40-60 % de los PTSD.  Desde 2022 se avanzó en la definición en la ICD-11 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconociendo la “alteración compleja post-traumática” que considera los problemas afectivos pronunciados, la imagen propia negativa, alteraciones de las relaciones, somatización, agresión y autoagresión (7). Resumiendo se hace claro que las experiencias de guerra – junto a la violencia individual de origen psíquico o corporal, sobre todo en la forma sexualizada – pertenecen a los factores más frecuentes que desencadenan el trauma .

Experiencias propias de trasfondos que causan trauma

Según experiencias profesionales propias la reacción consecuente a un trauma y las comorbilidades no se evidencian sólo por vivencias que ponen en peligro la vida o, como se determina en el DSM-V para niños, en vivenias causadas por las personas de convivencia importantes. En especial en personas sensibles el menosprecio cotidiano o las doctrinas extremas religiosas o científicas en su derredor pueden causar dolencias del orden traumático. Paralelamente las circunstancias ya nombradas, las relaciones sociales y/o económicas pueden llevar a la violencia o a una emocionalidad acentuada en la familia, acrecentando las reacciones violentas. También se sabe que una emocionalidad altamente expresada o “high expressed emotion” en la familia favorece estas dolencias psíquicas, incluso también las enfermedades esquizofrénicas. Peter Levine y Maggie Kline señalan a su vez que incluso las intervenciones médicas “normales” pueden llevar a trastornos traumáticos (8).

Nombramos aquí una causa especial que puede ocasionar traumas y que hasta ahora no ha sido discutida con frecuencia: el “abuso espiritual” en el entorno religioso o social. Se refiere aquí al abuso de autoridad eclesiástica con dependencia y lavado de cerebro, que también puede aparecer en ciertos sistemas políticos (9). Exceptuando las formas extremas este dinamismo traumático en el así llamado abuso ritual es aún poco conocido .

Conclusión y tratamiento psicodinámico

¿Lo aquí considerado significa que “todo eso” es trauma? Decididamente hay que negarlo, ya que un gran número de aspectos psicodinámicos y de resiliencia juegan un papel importante, pues pueden influír sobre el riesgo de desarrollar un trastorno traumático. Un aspecto central en el desarrollo de traumas es evaluar las convicciones mentales que fueron desarrolladas en la niñez para la protección interior, o fueron tomadas por el entorno. Estas convicciones permanecen en la vida ulterior como introyecciones (según C.G. Jung) o credos negativos. Según Luise Reddemann es importante ofrecer una terapia esencial para poder concientizar y modificar estas impresiones inculcadas (10), que han llevado a conductas negativas en determinadas situaciones de la vida y de las relaciones. Esto significa que, según su convicción, y exceptuando el así llamado monotrauma, se ha de preferir la elaboración y transformación de los introyectos a la confrontación traumática.

El principio del programa antistress basado en actividades (ABSR)

Volvamos a los fenómenos de la reacción traumática con stress: allí se encuentran como polaridades la disociación y el desarrollo de la vergüenza hasta llegar al pánico.

En las conferencias de Rudolf Steiner sobre el tema del psicoanálisis dadas en 1917 en Basilea (11), se relata una polaridad parecida. Steiner explica los fenómenos, que en el psicoanálisis se definen y tratan como “enfermedades nerviosas”, como un “desmoronarse en forma injustificada”, como una “mezcolanza” de las actividades anímicas de pensar, sentir y voluntad en base a una actividad del yo debilitada, que correspondería a la tendencia hacia la vergüenza y al pánico. Por otro lado se muestran patologías, que son comprendidas bajo el concepto de disociación, de disolución, donde en forma parecida las actividades del alma no pueden ser sostenidas en forma conjunta.

Los temas ABSR y los ejercicios relacionados se contemplan bajo este principio, del modo como son presentados en forma de tabla o catálogo.  Los tres primeros ámbitos pretenden fortalecer la memoria, la capacidad de accionar y la visión consciente, capacidades que en la disociación y la agorafobia se hallan debilitadas o ausentes. Los tres últimos ámbitos de ejercicios protegen al yo de la situación de estar a merced o entregado a conductas forzosas, mejoran la capacidad de decidir y de no perderse en prejuicios, lo que es típico para los trastornos neuróticos de vergüenza. El cuarto ámbito de ejercitación que está ubicado en el centro corresponde al control de acciones divergentes polares, obrando desde el “medio” equilibrando, en el caso ideal, las actividades anímicas para poder contenerlas y ordenarlas .

Aspecto general del programa terapéutico

A partir de los principios de ejercitación en relación a las reacciones polares durante el stress, la tendencia a la disociación y a las comorbilidades que llevan a la vergüenza/pánico es evidente que el programa ABSR brinda una ayuda a las tendencias patológicas unilaterales, sobre todo para el fortalecimiento de la libre decisión de la actividad humana. Todo ésto es apoyado por los ejercicios correspondientes de euritmia y euritmia terapéutica.

Bibliografía

  1. Reddemann L, Dehner-Rau C. Trauma verstehen, bearbeiten, überwinden: Ein Übungsbuch für Körper und Seele. 6. Aufl. Stuttgart: Trias Verlag; 2020.
  2. Steiner R. Grenzerlebnisse der Seele. Schreck, Scham Zweifel und schreckvollste Verwirrung.  Eingeleitet und kommentiert von Harald Haas. 2. Aufl. Basel: Rudolf Steiner Verlag; 2021.  
  3. Levine, PA. Trauma und Gedächtnis. Die Spuren unserer Erinnerung in Körper und Gehirn. 3. Aufl. München: Kösel Verlag; 2020.
  4. Freud S, Breuer J. Studien über Hysterie (1895). Hofenberg; 2021.
  5. Hasler G. Resilienz: Der Wir-Faktor. Gemeinsam Stress und Ängste überwinden. 3. Aufl. Stuttgart: Schattauer; 2020.
  6. Reddemann L. Kriegskinder und Kriegsenkel in der Psychotherapie. 4. Aufl. Stuttgart: Klett-Cotta; 2017.
  7. Reddemann L, Wöller W. Komplexe Posttraumatische Belastungsstörung. 2. Aufl. Göttingen:  Hogrefe; 2017.
  8. Levine PA, Kline M. Verwundete Kinderseelen heilen. Wie Kinder und Jugendliche traumatische Erlebnisse überwinden können. 13. Aufl. München: Kösel Verlag; 2005.
  9. Tempelmann I. Geistlicher Missbrauch. Auswege aus frommer Gewalt. Ein Handbuch für Betroffene und Berater. 3. Aufl. SCM R. Brockhaus; 2012.
  10. Reddemann L. Psychodynamisch Imaginative Traumatherapie: PITT®. Das Manual. Ein resilienzorientierter Ansatz in der Psychotraumatologie. 10. Aufl. Stuttgart: Klett-Cotta; 2020.
  11. Steiner R. Zwei Vorträge über Psychoanalyse. In: Individuelle Geistwesen und ihr Wirken in der Seele des Menschen. GA 178. 4. Aufl. Dornach: Rudolf Steiner Verlag; 1992.

Research news

Phase IV trial: Kalium phosphoricum comp. versus placebo in irritability and nervousness 
In a new clinical study, Kalium phosphoricum comp. (KPC) versus placebo was tested in 77 patients per group. In a post-hoc analysis of intra-individual differences after 6 weeks treatment, a significant advantageof KPC vs. placebo was shown for characteristic symptoms of nervous exhaustion and nervousness (p = 0.020, p = 0.045 resp.). In both groups six adverse events (AE) were assessed as causally related to treatment (severity mild or moderate). No AE resulted in discontinuation of treatment. KPC could therefore be a benefical treatment option for symptomatic relief of neurasthenia. The study has been published open access in Current Medical Research and Opinion:  
https://doi.org/10.1080/03007995.2023.2291169.