Parto por cesárea

Johanna Hünig, Angela Kuck, Angelika Maaser, Justine Büchler, Merja Riijärvi

Última actualización: 02.11.2021

Envuelto, cuidado y protegido vive y crece el niño aún no nacido en su propio mundo. Está íntimamente relacionado con la madre. Al principio en forma muy suave, paulatinamente con más fuerza percibe también el mundo exterior y cada vez son más claras sus reacciones a voces, contactos y sonidos. Cuando el tiempo está maduro, comienza una fina reacción en conjunto de impulsos, que no son completamente sondeables, que por vía de reacciones hormonales de transformaciones inician el nacimiento.

Cada nacimiento es una experiencia desafiante y existencialmente importante y un acontecimiento único. El organismo de madre y niño se proyecta, con la fuerza de las contracciones, a realizar el impulso infantil de llegar a este mundo. Vencer el camino estrecho y oscuro del nacimiento culmina en la llegada a este mundo terrenal.

Podemos confiar en que este proceso de transición toma un buen camino, sobre todo si la madre al parir y el niño al nacer no experimentan trastornos y la fuerza avasalladora del parto es apreciada y respetada.

Situaciones de emergencia que exigen ayudas para el parto

En algunas situaciones el parto se presenta bajo dificultades especiales. Esto tiene causas en general, humanas, individuales y socio-culturales. Nuestra marcha erguida condiciona la estática especial de la pelvis y exige con ello condiciones óptimas en el mecanismo del parto, como por ejemplo evitar la posición de espaldas por un tiempo más prolongado. La tendencia actual de una falta de movimiento en lo cotidiano y una alimentación problemática refuerzan individualmente esa susceptibilidad a las dificultades, ya que lleva, entre otros factores, al aumento de peso del feto, mientras que la flexibilidad de la pelvis de la madre disminuye.

Las causas socio-culturales se hallan en la comprensión de las condiciones del parto y del entorno. Muchas veces el pensar en el parto está dominado por cuestiones acerca de la seguridad, predominando el miedo y el nacimiento es trasladado a un entorno dominado por la medicina – lo que puede sacudir la confianza en la propia capacidad de parir y con frecuencia disminuye el respeto necesario ante la intimidad y reclusión de la parturienta y del niño.

Si el parto se convierte en una carga demasiado grande para la madre y el niño, puede amenazar la salud y quizás la vida. La posibilidad de evitar en estas situaciones la vía vaginal del parto y salvar al niño por medio de una cesárea fue uno de los progresos más extraordinarios de la obstetricia. Con el mejoramiento de la técnica operatoria y de la anestesia, así como una mejor higiene la cesárea se convirtió en un instrumento efectivo para disminuir la cantidad de enfermedades y las muertes relacionadas con el parto.

Como en todos los procedimientos nuevos – como debe ser considerada la cesárea pese a sus raíces antiguas – los aspectos problemáticos de la operación primeramente quedan desconocidos o en la euforia de su gran efecto no son considerados. Esto llevó consigo un aumento continuo de la cuota de cesáreas, de modo tal que a nivel mundial de cada cinco niños (1) nace uno por la forma no natural (cesárea). En Europa, por ejemplo 16,1%, en Islandia hasta 56,9% (2). La organización mundial de la salud (WHO) declara que en más del 10-15% las desventajas para la salud de madres y niños ya superan los beneficios (3).

La comprobación de las consecuencias a largo plazo de esta “epidemia de cesáreas” aumentan constantemente: los niños nacidos por cesárea presentan un riesgo aumentado a enfermarse de diabetes (4) y sufren con mayor frecuencia alergias (5), asma (6), sobrepeso (7) y trastornos cardio-circulatorios (8) en su vida posterior. También a las madres pueden quedar afectadas al no poder integrar la experiencia traumática durante años. Sufren más a menudo dolores, enferman más de depresiones post-parto (10) y tienen más complicaciones en partos futuros (11).

La utilidad de esa operación es indiscutible, por la disminución de la mortalidad y la morbilidad en situaciones de emergencia obstétricas, pero frente a esas situaciones hay grandes desventajas epidemiológicas, que superan las consecuencias inmediatas post-operatorias. Las cesáreas practicadas sin necesidad absoluta representan en el presente un serio problema.

Si el modo según el cual nacemos es tan individual para cada uno de nosotros, podemos formularnos la pregunta, cómo las distintas experiencias de un parto por la vía vaginal o por operación cesárea actúan sobre nuestros niños, nietos o bisnietos – sobre nuestra sociedad y toda la humanidad.

Las cesáreas no pueden ser juzgadas en forma unitaria. Se practican por diversos motivos, que no tienen relación entre ellos y deben ser discutidos en forma seria y separada. Una gran importancia se debe dar a las posibilidades múltiples de crear buenas condiciones para el nacimiento ya durante el embarazo. A ello contribuyen, por ejemplo, ejercicios de percepción del propio cuerpo, una buena comunicación entre madre, cónyuge y niño, movimiento, sueño suficiente y una alimentación balanceada. En problemas especiales existen muchas otras posibilidades que están a disposición, para poder actuar en forma positiva sobre la salud de madre y niño.

Si a pesar de todo se hace necesario proceder a una cesárea, es posible ayudar, contra los aspectos negativos nombrados, por medio de un acompañamiento empático y cuidadoso así como por medidas terapéuticas indicadas.

Más informaciones sobre el tema bajo: 
https://www.anthromedics.org/PRA-0649-ES 

Bibliografía

  1. Boerma T, Ronsmans C, Melesse DY, Barros AJD, Barros FC, Juan L, Moller AB, Say L, Hosseinpoor AR, Yi M, de Lyra Rabello Neto D, Temmerman M. Global epidemiology of use of and disparities in caesarean sections. Lancet 2018;392(10155):1341-1348.[Crossref]
  2. Franke T. Vaginal-operative Geburt: Zahlen, Daten, Studien. Deutsche Hebammenzeitschrift 2019;71(6):14-17.   
  3. World Health Organization. WHO statement on caesarean section rates. WHO reference number: WHO/RHR/15.02; 2015. Available at https://www.who.int/reproductivehealth/publications/maternal_perinatal_health/cs-statement/en/ (16.11.2020)
  4. Cardwell CR, Stene LC, Joner G, Cinek O, Svensson J, Goldacre MJ, Parslow RC, Pozzilli P, Brigis G, Stoyanov D, Urbonaitė B, Šipetić S, Schober E, Ionescu-Tirgoviste C, Devoti G, de Beaufort CE, Buschard K, Patterson CC. Caesarean section is associated with an increased risk of childhood-onset type 1 diabetes mellitus: a meta-analysis of observational studies. Diabetologia 2008;51:726–735.[Crossref]
  5. Bager P, Wohlfahrt J, Westergaard T. Caesarean delivery and risk of atopy and allergic disease: meta-analyses. Clinical and Experimental Allergy 2008;38(4):634-642.[Crossref]
  6. Chu SY, Chen Q, Chen Y, Bao YX, Wu M, Zhang J. Cesarean section without medical indication and risk of childhood asthma, and attenuation by breastfeeding. PLoS One 2017 Sep 18;12(9):e0184920.[Crossref]
  7. Keag OE, Norman JE, Stock SJ. Long-term risks and benefits associated with cesarean delivery for mother, baby, and subsequent pregnancies: Systematic review and meta-analysis. PLoS Medicine 2018;15(1):e1002494.[Crossref]
  8. Taoac K, Harab Y, Ishiharaa Y, Ohshima Y. Cesarean section predominantly affects right ventricular diastolic function during the early transitional period. Pediatrics & Neonatology 2019;60(5):523-529.[Crossref]
  9. Weidner K, Garthus-Niegel S, Junge-Hoffmeister J. Traumatische Geburtsverläufe: Erkennen und Vermeiden. Zeitschrift für Geburtshilfe und Neonatologie 2018;222(5):189-196.[Crossref]
  10. Xu H, Ding Y, Ma Y, Xin X, Zhang D. Cesarean section and risk of postpartum depression: A meta-analysis. Journal of Psychosomatic Research 2017;97:118-126.[Crossref]
  11. Daltveit AK, Tollånes MC, Pihlstrøm H, Irgens L Cesarean Delivery and Subsequent Pregnancies. Obstetrics & Gynecology 2008;111(6):1327-1334.[Crossref]

Research news

Phase IV trial: Kalium phosphoricum comp. versus placebo in irritability and nervousness 
In a new clinical study, Kalium phosphoricum comp. (KPC) versus placebo was tested in 77 patients per group. In a post-hoc analysis of intra-individual differences after 6 weeks treatment, a significant advantageof KPC vs. placebo was shown for characteristic symptoms of nervous exhaustion and nervousness (p = 0.020, p = 0.045 resp.). In both groups six adverse events (AE) were assessed as causally related to treatment (severity mild or moderate). No AE resulted in discontinuation of treatment. KPC could therefore be a benefical treatment option for symptomatic relief of neurasthenia. The study has been published open access in Current Medical Research and Opinion:  
https://doi.org/10.1080/03007995.2023.2291169.